En la ciudad colombiana de Cúcuta, donde existen tres pasos fronterizos con Venezuela, las religiosas adoratrices tienen desde hace 27 años una casa hogar en la que ya llevan ayudando a unas cuatro mil mujeres a salir de las redes de trata de personas.
Las religiosas Adoratrices, Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, fueron fundadas a mediados del siglo XIX por la española Santa María Micaela. La casa hogar que administran en Cúcuta fue establecida hace 27 años por la hermana María Soledad Arias, y en esta acogen a mujeres y adolescentes víctimas de la prostitución.
Si bien Colombia tiene ocho pasos oficiales con Venezuela –además de las 74 trochas informales–, el ingreso principal es a través de Cúcuta, a donde se estima que el 94% que entra a pie, lo hace por esta zona.
En ese sentido, esta ciudad es un lugar estratégico para luchar contra la trata de personas, pues no son pocas las mujeres que caen en estas redes al intentar de huir de la crisis económica que sigue afectando a Venezuela.
En una nota publicada en el sitio web de las Adoratrices, la hermana María Soledad, responsable de la casa hogar, indicó que cuando les pregunta "a las chicas por qué vienen a Colombia", le contestan "que en Venezuela es peor. Que les mueve el hambre, no encuentran qué darle a los niños de comer, les faltan oportunidades y trabajo".
Por esto, el trabajo que realizan las religiosas para ayudar a las víctimas de trata es de suma importancia.