Al reunirse con obispos, sacerdotes, diáconos y consagrados en la Catedral de Notre-Dame de Québec, en el marco de su viaje a Canadá, el Papa Francisco aseguró este 28 de julio que "necesitamos anunciar el Evangelio para dar a los hombres y a las mujeres de hoy la alegría de la fe".
En su encuentro, realizado en el quinto día de su viaje apostólico a Canadá, el Santo Padre subrayó que "a nosotros, pastores de la Iglesia, se nos pide esa misma generosidad para apacentar el rebaño, para que pueda manifestarse la solicitud de Jesús por todos y su compasión por las heridas de cada uno".
"Precisamente porque somos signo de Cristo, el apóstol Pedro nos exhorta: apacienten el rebaño, guíenlo, no dejen que se pierda mientras ustedes se ocupan de sus propios asuntos. Cuídenlo con dedicación y ternura", dijo.
El Papa Francisco resaltó que la de los cristianos "no es una alegría fácil, esa que a menudo nos propone el mundo, ilusionándonos con fuegos artificiales".
"No está ligada a riquezas y seguridades; tampoco a la persuasión de que en la vida nos irá siempre bien, sin cruces ni problemas", continuó.
"La alegría cristiana, en cambio, está unida a una experiencia de paz que permanece en el corazón incluso cuando estamos rodeados de pruebas y aflicciones, porque sabemos que no estamos solos sino acompañados de un Dios que no es indiferente a nuestra suerte. Así como cuando el mar está agitado, que en la superficie aparece turbulento y en la profundidad permanece sereno y tranquilo".