El Prodigio Eucarístico de Moraleja de Enmedio se celebra cada 16 de julio y un sacerdote católico resalta que aún hoy perdura una conciencia muy profunda entre los fieles de que "el Señor nos cuida ahora porque en la guerra Lo cuidamos".
La historia de este prodigio sucede en torno a la parroquia de San Millán, la iglesia de Moraleja de Enmedio, una localidad situada a 30 kilómetros al suroeste de Madrid, España.
Era el 16 de julio de 1936. El P. Clemente Díaz consagra unas formas para las fiestas de la Virgen del Carmen y reserva las sobrantes para poder distribuir la comunión los días posteriores.
Al estallar la Guerra Civil el 18 de julio, los milicianos republicanos le obligan a cerrar el templo. Tres días después, el 21 de julio, el sacerdote aprovechó un funeral que le permitieron celebrar para sacar a escondidas las 24 hostias consagradas, pues estaba seguro de que podrían profanar la Eucaristía.
Debido a la persecución religiosa, el P. Díaz se ve obligado a salir de la localidad, confiando la custodia de las formas a las Marías de los Sagrarios, obra fundada por San José María Rubio con el fin de acompañar y reparar a Jesús Sacramentado.
Las formas fueron escondidas en tres casas. En la tercera, fueron colocadas a 30 centímetros bajo tierra dentro de un copón. Allí permanecieron durante 70 días.