El "juicio del siglo" del Vaticano, programado para continuar en septiembre, hasta ahora ha ofrecido mucho drama y ha planteado numerosas preguntas sin respuesta. Una de las más sensibles, no solo para los católicos que han donado dinero al Vaticano, es: ¿se usó el Óbolo de San Pedro para financiar inversiones como el ahora infame acuerdo inmobiliario de Londres?
Las donaciones al Óbolo de San Pedro cayeron alrededor de un 15% en 2021. No obstante, ese año se recaudaron alrededor de 47 millones de dólares, siendo las naciones donantes más importantes Estados Unidos (29,3%), seguido de Italia (11,3%), Alemania (5,2%), Corea del Sur (3,2%) y Francia (2,7%).
Se dice que esta práctica piadosa de donar dinero comenzó hace mil años bajo los sajones en Inglaterra. Pero cuando en una declaración del 1 de julio de 2022 el Vaticano confirmó que estaba vendiendo sus acciones de una propiedad en Londres por 223 millones de dólares, se aseguró de decir que las pérdidas, que se estiman en 19 millones de dólares, de ninguna manera son "del Óbolo de San Pedro o las donaciones de los fieles".
¿Por qué esta aclaración? ¿Se utilizó mal el dinero donado para ayudar a los pobres?
Si bien las circunstancias que rodearon la compra de esta propiedad son el centro del juicio en curso en los tribunales del Vaticano –con acusaciones de fraude y malversación de fondos contra 10 personas–, la cuestión de cómo se utilizó el Óbolo de San Pedro requiere una mirada detrás de escena.
Las finanzas del Vaticano han sido objeto de escrutinio en los últimos años, y el Papa Francisco ordenó la remoción de responsabilidad por los fondos financieros y los activos inmobiliarios de la Secretaría de Estado.