Paul Badde explica que la reliquia es "un velo hecho de un lino extremadamente fino, fabricado con biso (una fibra natural obtenida de los filamentos que segregan ciertos moluscos para adherirse a las rocas), en el que aparece el rostro de Cristo".
"Sin embargo, es técnicamente imposible pintar este tipo de tejido, realizado a partir de filamentos de Pinna nobilis. No se encuentra ningún pigmento de pintura en el velo. La aparición del rostro en el velo sigue siendo un misterio que destaca lo inexplicable".
"El velo representa la misma cara del Santo Sudario, la de Jesús de Nazaret. Pero la Sábana Santa lo representa muerto, mientras que el velo lo representa vivo, ¡con las mismas heridas en el rostro!", subraya Badde.
Imagen "acheropita" (no realizada por la mano del hombre)
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En su libro, el periodista explica que "es un velo pequeño, muy fino y transparente, delicado como una tela de araña, con el Rostro de Cristo".
En el año 704, el tejido casi inmaterial fue transportado desde Constantinopla por manos desconocidas y asegurado en Roma. Y allí, en la Basílica de San Pedro, este tesoro permaneció durante nada menos que 820 años.
Además, asegura que hasta 2004 no se descubrió que la tela es seda de mar, un antiguo tejido precioso que no se puede pintar. Y al igual que con la Sábana Santa, se han hecho muchos intentos para exponerla como falsa, pero siempre han fracasado.
"Ambos paños -la Sábana Santa de Turín y el Sudario de Manoppello- nos muestran así a Jesús de Nazaret como en un díptico celestial, una vez como muerto, gravemente herido y golpeado, la otra curado y vivo. Ambos sin color, sin pintar, sin una primera capa de imprimación y creados no por mano humana".
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