Antes del rezo del Ángelus este domingo, el Papa Francisco meditó sobre la parábola del Buen Samaritano, y propuso una breve oración para aprender a ser compasivo como él, especialmente con los que sufren y los más necesitados.
Desde el balcón del Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de fieles en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre recordó que en la parábola un samaritano se detiene ante un hombre que fue asaltado y golpeado, y que antes había sido ignorado por un sacerdote y un levita.
En la parábola, el creyente puede reconocer que es "un caminante, alguien que está en camino, que busca seguir las huellas de Cristo", el Buen Samaritano.
Este pasaje del Evangelio, resaltó el Papa Francisco, "nos enseña a seguir a Jesús, porque seguirlo nos enseña a tener compasión: a acogernos unos a otros, sobre todo a quien sufre, al necesitado. Es intervenir como el Samaritano: no irse sino quedarse".
Con esta parábola no es necesario buscar "culpables" sino "reconocer cuando estemos siendo indiferentes, nos justificamos y no nos quedamos allí. Lo debemos reconocer, es un error, pero pidamos al Señor que nos haga salir de nuestra indiferencia egoísta para ponernos en camino".
"Pidámosle tener compasión. Esta es una gracia, debemos pedirla al Señor: 'Señor, que yo vea, que tenga compasión como Tú me ves a mí y tienes compasión de mí".