VATICANO,
Al recibir las cartas credenciales del nuevo embajador de Ucrania ante la Santa Sede, el Papa Juan Pablo II afirmó que esta nación tiene hoy la gran responsabilidad de comprender, defender y promover su herencia cristiana que no pudo ser menoscabada “ni siquiera por la funesta dictadura del comunismo”.
El Pontífice señaló al diplomático ucraniano Grygorii Fokovych Khoruzhyi que esta Nación “podrá desarrollar mejor su misión de puente entre pueblos y culturas diferentes si mantiene intacta su fisonomía peculiar. Trabajando con tesón en el campo espiritual y social, político y económico, se convertirá en un lugar significativo de diálogo, desarrollo y cooperación con todos y para todos”.
Este pueblo "por las tradiciones y por la cultura que lo caracterizan se siente parte de Europa y desea establecer una relación más intensa con las demás naciones del continente, conservando sus características políticas y culturales", señaló el Papa.
Después de reconocer el interés del gobierno ucraniano en una política de libertad religiosa, el Santo Padre manifestó el deseo de que "se llegue pronto a una definición jurídica de las iglesias, en un plano de igualdad efectiva para todas, y se logren al mismo tiempo acuerdos sobre la enseñanza religiosa y el reconocimiento estatal de la teología como disciplina Universitaria”.
El Pontífice manifestó también su deseo de que “se estipulen acuerdos satisfactorios en el ámbito delicado de la restitución de los bienes eclesiásticos confiscados durante la dictadura comunista”.
El pasado 5 de mayo, las autoridades del gobierno ucraniano devolvieron a la Iglesia Católica el edificio que en un tiempo era residencia del obispo católico de Leópolis y fue confiscado durante el régimen comunista.