Tras el asesinato de dos jesuitas mientras intentaban proteger a un hombre dentro de una iglesia en el norte de México, un sacerdote advierte que la violencia ha convertido al país "en un cementerio".
En un artículo titulado "Jesuitas asesinados", el P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis mexicana de Ciudad Juárez, denunció que "en México el ambiente de inseguridad se ha degradado tanto por la creciente presencia del crimen organizado y, al mismo tiempo, por la incapacidad de los tres niveles de gobierno para frenarlo, que hemos regresado a épocas de barbarie donde la saña y la crueldad son verdaderamente inauditas".
Los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar fueron asesinados el 20 de junio dentro de la iglesia católica de la comunidad de Cerocahui, en lo que se conoce como la Sierra Tarahumara, en el estado mexicano de Chihuahua.
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De acuerdo al P. Ismael Bárcenas, también jesuita, los sacerdotes mexicanos fueron asesinados al "intentar defender a un hombre que buscaba refugio en el templo y que era perseguido por una persona armada".
Los cuerpos de los sacerdotes y el hombre al que protegieron fueron llevados por el asesino y las autoridades no han logrado localizarlos.