La reciente prohibición de parte de un juez federal de las corridas de toros en la plaza de toros más grande del mundo, ubicada en Ciudad de México, ha despertado la polémica: ¿están estos animales mejor protegidos por la justicia mexicana que los bebés humanos en el vientre de sus madres?
A inicios de junio, un juez federal determinó la suspensión definitiva de corridas de toros en la Plaza México de Ciudad de México, que tiene capacidad para alrededor de 50 mil personas y es considerada la más grande del mundo dedicada a la tauromaquia.
Según recoge la prensa local, el juez dijo en su fallo que "la sociedad se encuentra interesada en que se respete la integridad física y emocional de todos los animales porque son seres vivos que conforman los ecosistemas y, por consiguiente, contribuyen con servicios ambientales que resultan esenciales para el ser humano".
Este fallo solo aplica a la Plaza México, no a otros centros taurinos de la capital mexicana. Un proyecto de ley para prohibir las corridas de toros se encuentra actualmente en discusión en el Congreso de Ciudad de México.
Cinco de las 32 entidades federativas del país han prohibido las corridas de toros.
Al mismo tiempo, Ciudad de México permite el aborto a pedido hasta las 12 semanas de embarazo desde 2007. Otros siete estados mexicanos han aprobado legislaciones similares en los últimos tres años.