El Purpurado recordó el nombre de las diez nuevas beatas y a cada una de ella añadió una frase: Paschalis Jahn, "con el corazón lleno de amor"; Melusja Rybka, "mujer fuerte"; Edelburgis Kubitzki, "ejemplo de pobreza evangélica"; Adela Schramm, "virgen prudente"; Acutina Goldberg, "amante de la justicia"; Adelheidis Töpfer, "modelo de fe"; Felicitas Ellmerer, "obediente hasta el final"; Sabina Thienel, "con la mirada llena de confianza"; Rosaria Schilling, "fortalecida por la penitencia"; y Sapientia Heymann, "virgen sabia".
Luego, el Cardenal destacó que "el testimonio de las nuevas beatas es una palabra de amor, un signo de caridad, de entrega total al Esposo celestial" y recordó la frase que afirmó una de ellas antes de morir: "Soy de Cristo, Él es mi Esposo".
Además del martirio, el enviado papal señaló que toda la vida de estas mujeres fue "un verdadero don de sí mismas al servicio de los enfermos, los pequeños, los pobres, los frágiles" y añadió su "caridad desinteresada y heroica" que las impulsó a permanecer en Breslavia ante el riesgo de la invasión soviética.
En esta línea, el Cardenal Semeraro subrayó la enseñanza de la riqueza espiritual de las nuevas beatas y la enseñanza para el momento actual.
"Su martirio nos hace pensar en las circunstancias que vivimos hoy, en la Europa del Siglo XXI. Son circunstancias en las que, ante escenas de violencia perpetrada, de crueldad feroz, de odio injustificado, sentimos la necesidad de alimentar el deseo de paz y la construcción de la concordia con gestos de caridad, apertura, acogida y hospitalidad", indicó el Purpurado.
En esta línea, el prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos recordó las palabras de agradecimiento que el Papa Francisco ha expresado en varias ocasiones al pueblo polaco.