"Las peores consecuencias de la guerra no serán inmediatas", expresó el Obispo de Kamyanets-Podilskyi (Ucrania), Mons. Radoslaw Zmitrowicz, e indicó que por ello la Iglesia Católica se está preparando para sanar los efectos que la invasión de Rusia tendrá sobre la población.
En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Prelado se refirió a "las secuelas psicológicas, espirituales, físicas y humanitarias, así como las que afectan a la familia", que "se sentirán probablemente más tarde".
El 24 de febrero comenzó la invasión rusa a Ucrania. Desde entonces, según cifras de la ONU, han fallecido más de cuatro mil civiles y otros 4.700 han quedado heridos. Asimismo, unos 6,7 millones de personas han abandonado sus hogares para huir de la guerra.
El Obispo indicó que "la curación es un proceso" y por eso "hemos puesto en marcha una asistencia psicológica en una de nuestras casas, un sacerdote participa en este proceso. Solo Dios puede curar estas profundas heridas".
Tras expresar que "solo Dios puede responder a la pregunta de por qué estamos sufriendo de esta manera", el Prelado recordó que hace unos días un sacerdote, que estuvo en el frente con los soldados, le relató que le pidieron ayudar a devolver los cadáveres de cuatro hombres a sus familias.
Mons. Zmitrowicz dijo a ACN que aunque estas son experiencias traumáticas que dejan una profunda huella, no pueden compararse con lo que han presenciado muchos soldados.