El Cardenal Angelo Becciu dijo este miércoles, en el juicio que se le sigue por presuntos delitos financieros, que no tiene culpa en la renuncia forzada de un auditor del Vaticano, porque se produjo a pedido del Papa Francisco.
En 2017 ocurrió el despido repentino del primer auditor general del Vaticano, Libero Milone, y se canceló una auditoría interna. Se dijo que el responsable era el Cardenal Becciu, entonces sustituto de la Secretaría de Estado.
Sin embargo, durante la audiencia del miércoles 18 de mayo, el Purpurado negó esto y afirmó que en junio de 2017 el Papa Francisco lo llamó a una reunión en su residencia en la Casa Santa Marta, donde dijo que ya no confiaba en Milone, y por lo tanto quería que Becciu llamará al auditor y le dijera que debía renunciar.
Según el Cardenal Becciu, el Papa también lamentó haber tenido que encomendarle "estas tareas ingratas".
En una audiencia previa, el 5 de mayo, el Purpurado de 73 años se había negado a responder a la pregunta de un fiscal sobre su participación en el despido de Milone, alegando que "por amor al Santo Padre" no podía contestar.
Sin embargo, en el interrogatorio de hoy, dijo que desde entonces había recibido el permiso del Papa Francisco para hablar libremente.