VATICANO,
El Papa Francisco dedicó su catequesis semanal a la fe y la oración del personaje bíblico de Job en la Audiencia General de este miércoles 18 de mayo.
"La profesión de fe de Job -que emerge precisamente en su incesante llamamiento a Dios, a una justicia suprema- se completa al final con la experiencia casi mística que le hace decir: Yo te conocía solo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos", dijo el Santo Padre.
A continuación, la catequesis pronunciada por el Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El pasaje bíblico que hemos escuchado cierra el Libro de Job, un vértice de la literatura universal. Nosotros encontramos a Job en nuestro camino de catequesis sobre la vejez: lo encontramos como testigo de la fe que no acepta una "caricatura" de Dios, sino que grita su protesta frente al mal, para que Dios responda y revele su rostro. Y Dios al final responde, como siempre de forma sorprendente: muestra a Job su gloria pero sin aplastarlo, es más, con soberana ternura, como hace siempre Dios, con ternura. Es necesario leer bien las páginas de este libro, sin prejuicios, sin clichés, para acoger la fuerza del grito de Job. Nos hará bien ponernos en su escuela, para vencer la tentación del moralismo delante de la exasperación y al abatimiento por el dolor de haberlo perdido todo.
En este pasaje conclusivo del libro, nosotros recordamos la historia ¿no? Job que pierde todo en la vida, pierde la riqueza, pierde la familia, pierde el hijo, pierde también la salud y permanece allí llagado y conversa con tres amigos y luego un cuarto que viene a saludarlo, esta es la historia. En este pasaje de hoy, un pasaje conclusivo cuando finalmente Dios toma la palabra, este diálogo con Job con sus amigos es como un camino para llegar al momento que Dios de su palabra.
Job es alabado porque ha comprendido el misterio de la ternura de Dios escondida detrás de su silencio. Dios reprende a los amigos de Job que suponían que sabían todo, saber de Dios y del dolor y, habiendo venido a consolar a Job, terminaron juzgándolo con sus esquemas preconcebidos. ¡Dios nos guarde de este pietismo hipócrita y presuntuoso! Dios nos guarde de esa religiosidad moralista y de esa religiosidad de preceptos que nos da una cierta presunción y lleva al fariseísmo y a la hipocresía.