A 40 años de la guerra de las Malvinas, los obispos de Argentina, jefaturas de las fuerzas armadas y del orden, fieles, entre otros, oraron por los caídos y sus familias y pidieron a la Virgen de Luján que los proteja para lograr ser una patria de hermanos.
En la Catedral de Nuestra Señora de Luján se celebró el 2 de abril una Misa presidida por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Mons. Oscar Ojea. Concelebraron el Arzobispo de Mercedes-Luján, Mons. Jorge Scheinig; el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera; y obispos Auxiliares.
Entre los invitados estuvieron ministros de Estado, el secretario de Culto de Buenos Aires, jefaturas de las fuerzas armadas y del orden, entre otros.
En la homilía, Mons. Scheinig expresó que "la patria hace las veces de padre y de madre que ampara, cuida, protege y da seguridad a todo un pueblo. La patria es herencia que abraza, es identidad que sostiene, es tierra que contiene, es pueblo que camina con un destino común. La patria es pasado, presente y futuro. La patria es encuentro".
"Necesitamos urgentemente sacar a la patria de cualquier tensión, para no debilitarla o excluirla. Sin patria somos errantes y corremos el serio riesgo de quedarnos sin fraternidad, de desconocernos, destratarnos, ignorarnos, maltratarnos", aseguró el Arzobispo de Mercedes-Luján.
En ese sentido, Mons. Scheinig sostuvo que se deben hacer "enormes esfuerzos por cuidarnos y ampararnos los unos a los otros", porque "muchas pueden ser las personas que hoy cargan con un sentimiento de orfandad, sentimiento que las deja a la deriva, descuidadas y desprotegidas".