VATICANO,
Este domingo 27 de marzo se cumplen dos años de la histórica bendición Urbi et Orbi que el Papa Francisco hizo en la plaza de San Pedro para pedir el fin de la pandemia del COVID.
Lo hizo sólo, sin cardenales, obispos, ni fieles, ante una plaza completamente vacía y gris, protagonizando una de las escenas que marcarían la historia.
El mundo entero se había detenido y el estado de emergencia se había impuesto en muchos países de los cinco continentes, debido a la pandemia del coronavirus.
En las calles ya no se escuchaban voces, ni risas, los negocios y empresas habían cerrado y las iglesias permanecían vacías. Incluso los turistas habían desaparecido de una de las ciudades más visitadas del mundo, Roma.
Ante esta grave situación, el Papa Francisco presidió un momento extraordinario de oración en el Vaticano, impartiendo una bendición Urbi et Orbi (de la ciudad y el mundo) con indulgencia plenaria para pedir por el fin de la pandemia.
"Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza", dijo en aquella oportunidad el Pontífice en su meditación, tras la lectura del pasaje del Evangelio de Marcos en el que Jesús calma a la tempestad.