Mons. Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), presidió este viernes 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación, la Misa en la Basílica de Nuestra Señora de Luján, uniéndose así a la consagración que el Papa Francisco hizo en el Vaticano de Ucrania y Rusia al Inmaculado Corazón de María, pidiendo el fin de la guerra.
En su homilía, el Prelado argentino se refirió al relato de los hermanos Caín y Abel en el Génesis, en el que se relata "el primer fratricidio de la historia".
"El odio nacido de la envidia ha ocasionado la ruptura de la fraternidad. El mundo bueno salido de la mano de Dios, se oscurece a causa de la violencia cuyo verdadero origen está en el corazón humano", agregó Mons. Ojea.
El Obispo dijo que si se aplica el relato del asesinato de Abel a "nuestra vida comprobamos con tristeza que vivimos una suerte de espiritualidad de guerra. Es impresionante la violencia que vamos adquiriendo en el trato social y que se manifiesta en gestos, actitudes, sentimientos y palabras".
"La guerra en Ucrania representa también la violencia ideológica que reina en nuestra sociedad ejercida sobre el que no piensa ni siente como nosotros", dijo Mons. Ojea.
El relato del Génesis, continuó el Obispo, "se contrapone con el Evangelio que hemos escuchado en esta solemnidad de la Anunciación. Jesús se hace presente en el corazón y en el seno de María".