VATICANO,
En la Audiencia General de este 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco advirtió "los daños de la prisa" con el exceso de velocidad e invitó a "retomar nuestras preguntas sobre el sentido de la vida desde el inicio y con calma" para evitar descartar a los bebés por nacer y a los ancianos.
En su catequesis dedicada a la "Longevidad: símbolo y oportunidad", el Santo Padre continuó con su serie de reflexiones sobre el sentido y el valor de la vejez, destacó de nuevo la importancia del diálogo y la alianza intergeneracional y lamentó la cultura del descarte en la sociedad.
"La ciudad moderna tiende a ser hostil con los ancianos -y no por casualidad también lo es con los niños-. Esta sociedad también que tiene este espíritu del descarte, descarta tantos niños no queridos y descarga los ancianos, los descarta -no sirven…- a la casa de ancianos, de recuperación", lamentó.
Además, el Papa reconoció que "hoy se verifica una mayor longevidad de la vida humana. Esto nos ofrece la oportunidad de aumentar la alianza entre todas las etapas de la vida, más longevidad, pero debemos hacer más alianza; y también con el sentido de la vida en su totalidad".
"El exceso de velocidad, que ya obsesiona todos los pasajes de nuestra vida, hace cada experiencia más superficial y menos 'nutriente'. Los jóvenes son víctimas inconscientes de esta escisión entre el tiempo del reloj, que quiere ser quemado, y los tiempos de la vida, que requieren una adecuada 'fermentación'. Una larga vida permite experimentar estos largos tiempos y los daños de la prisa", explicó.
Luego, el Santo Padre describió que "la vejez, ciertamente, impone ritmos más lentos: pero no son solo tiempos de inercia. La medida de estos ritmos abre para todos espacios de sentido de la vida desconocidos para la obsesión de la velocidad. Perder el contacto con los ritmos lentos de la vejez cierra estos espacios para todos".