Un sacerdote diocesano de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania señaló que junto con sus compañeros del clero decidieron quedarse en Odessa para celebrar Misa y tranquilizar a su pueblo en medio de los bombardeos.
El sacerdote ucraniano Oleksandr Smerechynskyj dijo a Radio Vaticano y Vatican News que la mayoría de personas en la ciudad de Odessa están huyendo, porque se han dado cuenta que las frecuentes explosiones indican que los soldados rusos están cerca.
Además, explicó que desde el puerto que da al Mar Negro, uno de los más importantes y estratégicos del país, es posible ver las siluetas de los buques de guerra.
"De vez en cuando oímos explosiones en la distancia y vemos caer un misil. A pocos kilómetros de aquí murieron al menos 19 personas, mientras que en el cercano puerto de Yujhnyi, a unos 50 kilómetros, fueron bombardeados dos barcos mercantes", dijo el sacerdote.
"La gente tiene miedo, muchos quieren abandonar la ciudad. Se forman largas colas para conseguir las últimas provisiones de alimentos y gasolina. Sacar dinero de los cajeros automáticos se ha vuelto casi imposible", agregó.
En medio de este contexto de pánico, el P. Oleksandr señaló que junto con los demás sacerdotes decidieron quedarse en Odessa para permanecer cerca de su pueblo sufriente.