REDACCION CENTRAL,
La hermana Franciszka Tumanevych, de la Congregación de las Hermanas de la Santísima Familia de Nazaret, narra cómo a través de la oración y el trabajo las religiosas católicas ayudan a la población amenazada por el ataque de las fuerzas militares de Rusia.
Las tensiones entre Ucrania y Rusia han escalado desde marzo de 2021. El 21 de febrero, Vladimir Putin reconoció oficialmente a dos regiones de Ucrania, Donetsk y Lugansk, como estados independientes, y desplegó tropas rusas para asegurar su separación del país. Tres días después, Rusia comenzó a invadir Ucrania.
"El primer día fue el más difícil, fue un choque, cundió el pánico, la gente hacía cola para conseguir comida, medicinas, gasolina; pero todo se calmó por la tarde. Luego, al día siguiente, nos dimos cuenta de que teníamos que aprender a vivir en condiciones de guerra, y nos pusimos a trabajar concretamente. Porque, si te quedas sin hacer nada, es terrible. Ahora, seguimos rezando", contó la hermana Tumanevych a ACI Prensa.
La Hna. Franciszka sirve, junto a otras tres religiosas, en el convento de Zhytomyr, una ciudad en el norte de la mitad occidental de Ucrania. Como el resto de los ciudadanos del país, han vivido bajo la amenaza de la guerra durante ocho años.
Cuando Rusia invadió Ucrania, se vieron en la necesidad de realizar tareas precisas. La oficina de Cáritas-Spes (Cáritas en Ucrania) en la que trabajan las Hermanas de la Santísima Familia de Nazaret está actualmente cerrada, por lo que pasan los días preparando alimentos para los defensores civiles de la ciudad.
En Kiev, donde trabajan otras siete hermanas de su Congregación, están atendiendo a los civiles que han abandonado sus viviendas a causa de los bombardeos rusos, y se han refugiado en el sótano de una iglesia. Un centenar de personas se alojan allí actualmente.