Los obispos de Colombia hicieron este jueves un fuerte llamado a un alto al fuego para que cese la guerra, la violencia y los homicidios contra la población civil que sufre a causa de estos flagelos.
En rueda de prensa en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), se mencionaron las diversas situaciones de violencia que hay en el país, como las amenazas de muerte contra el Obispo de Buenaventura, Mons. Rubén Darío Jaramillo, por parte de organizaciones vinculadas al narcotráfico; o los enfrentamientos entre grupos armados en la región de Arauca, en la frontera con Venezuela.
En enero de este año, el Obispo de Arauca, Mons. Jaime Cristóbal Abril González, pidió a los grupos armados como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias de las FARC, que paren el "torbellino de asesinatos".
Otro de los conflictos mencionados en la conferencia de prensa, realizada en el marco de la 112° asamblea plenaria de la CEC, es el que ocurre en la región del Pacífico, donde varios obispos han pedido que se ponga fin a la violencia, también contra los líderes indígenas.
En rueda de prensa, el Arzobispo de Bogotá, Mons. Luis José Rueda Aparicio, leyó una declaración de los obispos ante los escenarios de violencia que sufre el país.
"Ante el desafío de las realidades humanas y globales de la grave crisis humanitaria y la violencia intransigente que domina el panorama nacional y azota diversas regiones y ciudades, no caben las ideologías de guerra, no aceptamos esas ideologías, no le hacen bien a Colombia", dijo el Prelado.