La Archidiócesis de Toledo (España), a través de la Comisión diocesana para la Protección de Menores, erigida por el Arzobispo de Toledo con fecha de 7 de abril del año 2020, ha editado una Guía de Buenas Prácticas para la protección de menores “con el objetivo de facilitar tanto a sacerdotes, consagrados como laicos comprometidos con la misión evangelizadora y educativa de la Iglesia, la creación de entornos seguros para prevenir y combatir cualquier forma de abuso que se pueda dar en menores y personas vulnerables de nuestra archidiócesis”.
En el comunicado emitido por la Archidiócesis de Toledo destacan que la Guía se publica “en consonancia con la voluntad expresada por el Papa Francisco, las regulaciones estipuladas en el Código de Derecho Canónico y lo establecido por la Congregación para la Doctrina de la Fe en relación a la recepción y actuación ante denuncias por casos de abuso sexual a menores”.
En este sentido, apuntan que “este manual pretende ser un espacio para proporcionar las pautas necesarias para acompañar y colaborar en el desarrollo de los niños, jóvenes y adultos vulnerables”.
Según se explica en la introducción de la Guía, ésta “debe ser conocida y aceptada por las personas responsables de parroquias, grupos pastorales, centros de formación, instituciones y todos aquellos que trabajan en el ámbito educativo y en la pastoral ordinaria con menores y adolescentes, y estará además al alcance de la comunidad y de los padres, madres o tutores legales de las personas menores de edad”.
Tras constatar que “la Iglesia diocesana de Toledo a través de diversas instituciones atiende, acompaña y educa a numerosos menores en diversos programas y actividades como catequesis, grupos de apoyo socioeducativo, campamentos”, aclara que éstos son “escenarios en los que estamos obligados a proteger su integridad, construyendo así espacios protectores y saludables para el crecimiento integral de los menores”.
“De este compromiso nace la necesidad de facilitar esta guía que pretende ser una herramienta útil para la prevención o detección de sospecha o evidencia de situaciones de abuso sexual o cualquier forma de maltrato en la infancia y adolescencia”, apuntan.