Cada 7 de febrero, la Iglesia Católica recuerda al Beato Pio IX, “Pío Nono”, bicentésimo quincuagésimo quinto (255º) Papa de la Iglesia católica. Su pontificado es considerado el segundo más largo de la historia con un total de 31 años, 7 meses y 22 días (del 16 de junio de 1846 hasta el 7 de febrero de 1878).
El Papa San Juan Pablo II lo beatificó junto al Papa San Juan XXIII el 3 de septiembre del año 2000.
Inicio de un largo itinerario
Giovanni Maria Battista Pellegrino Isidoro Mastai Ferretti, Papa Pio IX, nació en Senigallia, en ese entonces parte de los Estados Pontificios (actualmente, Italia) el 13 de mayo de 1792. Sus padres fueron don Gerolamo Mastai Ferretti, miembro de una noble y prestigiosa familia, y doña Caterina Solazzi, quienes lo bautizaron el mismo día de su nacimiento.
En 1809 viajó a Roma a fin de continuar los estudios que inició en su ciudad natal. Aún sin tener una orientación clara hacia el sacerdocio, vivía de modo ejemplar, como lo demuestran algunos propósitos hechos en 1810 después de un retiro espiritual: «Luchar contra el pecado, evitar cualquier ocasión peligrosa, estudiar “no por ambición de saber” sino para el bien de los demás, abandono de sí mismo en las manos de Dios».
Detuvo sus estudios en 1812 a causa de una enfermedad y fue exonerado del servicio militar. En 1815 intentó formar parte de la Guardia Pontificia, pero tuvo que desistir también por sus problemas de salud. Giovanni Maria padeció desde muy pequeño de epilepsia, enfermedad que amainó en solo unos años hasta desaparecer del todo, según decía el propio Giovanni, gracias a la intercesión de la Virgen de Loreto.