Con motivo de la 26º Jornada de la Vida Consagrada que se celebrará el 2 de febrero, el Obispo de Gualeguaychú (Argentina), Mons. Héctor Zordán, destacó el valor testimonial de los consagrados, que con su obediencia, castidad y pobreza, son un signo profético para el pueblo.
Desde el año 1997, por iniciativa de San Juan Pablo II, se celebra la Jornada Mundial de la Vida Consagrada como homenaje y gratitud a los hombres y mujeres que han entregado su vida a Dios y que trabajan día a día al servicio generoso y desinteresado de los demás para dar testimonio de amor, justicia y esperanza.
Mons. Zordán recordó en un videomensaje que la jornada "es una oportunidad para dar gracias a Dios por el don de la vida consagrada para la Iglesia. Cuánto valor y cuánta riqueza la vida consagrada en una comunidad cristiana, parroquial, diocesana. Qué valor y qué riqueza. Es un regalo de Dios que nos hace mucho bien con su presencia".
"Lo más importante de los consagrados es el valor testimonial de su vida que se transforma en un signo profético, en una voz de Dios para su pueblo a través de su testimonio", agregó.
En ese sentido, destacó la capacidad de las comunidades de consagrados "de trabajar juntos, de llevar adelante un proyecto en equipo, y cuánto nos reclama a nosotros ese gesto de los consagrados".
Mons. Zordán expresó que hace bien ver a los consagrados "vivir con alegría su castidad consagrada, por ejemplo, en medio de un mundo erotizado", ver la "pobreza en la que viven los consagrados, un punto en el que pareciera, desde el consumismo, que hay necesidad de comprarlo todo, tenerlo todo al alcance de la mano".