"Escuchemos los unos a los otros, pero la primera cuestión que hay que plantearse: ¿Todo es discutible en un sínodo?", dijo.
"El sínodo aclara la fe, pero no establece nuevas verdades de fe. Es decir, todo nuevo artículo de fe que se proclame en el futuro de la historia de la Iglesia será una aclaración de lo que ya creemos", explicó.
El P. Fortea señaló que "los concilios aclaran. Dios ya ha hablado en su palabra, Jesús ya ha predicado. Lo que se puede hacer es aclarar, explicar cómo se concreta esto en nuestro tiempo".
"No puede ser que algo sea una verdad de fe en el siglo V y ya no lo sea en el siglo XX", expresó.
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El teólogo español también advirtió sobre "dos extremos" al momento de "organizar un sínodo".
Por un lado, dijo, está el desafío de un "encorsetamiento", en el que el organizador del sínodo "no sea muy sinodal y todo lo organice de forma que ya antes de empezar esté todo atado, y bien atado para que salga solo lo que él quiere".
"Todos queremos lograr la verdad, pero si yo me aferro a que yo tengo la verdad y no escucho, a lo mejor puedo imponer mi verdad", advirtió.
Lejos de ser "una cosa complicada", el P. Fortea reiteró que la sinodalidad "se trata de sentarse y escucharnos".
"Tan sencillo como eso, pero se puede hacer mal de cientos de maneras y con un extremo por un lado o un extremo o por el otro. El encorsetamiento o aquí se discute hasta el dogma de la Santísima Trinidad".
Para el sacerdote español no es posible "que una cosa sea verdad en Alemania y no lo sea en Francia. Que una cosa sea pecado grave en Japón y no lo sea en Estados Unidos".