REDACCION CENTRAL,
La comunidad de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, en la localidad Mieze (Mozambique), ha tallado un crucifijo de madera ante el que se reza en memoria de las víctimas de las masacres perpetradas por los terroristas islámicos desde el 2017.
Los cristianos que viven en la localidad de Mieze, al oeste de la Diócesis de Pemba, provincia de Cabo Delgado, tallaron la cruz con madera quemada de la casa de un cristiano, y además han creado lugares especiales para la oración.
"La cruz se hizo con la madera quemada de la casa de un cristiano y el Cristo está roto en pedazos porque queremos recordar la situación de tantas personas, tantos hombres, mujeres y niños que han sido descuartizados", explicó el P. Edegard Silva, un misionero saletino brasileño radicado en Cabo Delgado.
"Por eso el cuerpo, las piernas, los brazos y la cabeza de Cristo están separados, porque expresan la realidad de tanta gente aquí en esta guerra de Cabo Delgado", agregó el presbítero durante una entrevista concedida a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Según ACN toda la comunidad cristiana de la localidad de Mieze vivía antes en el distrito de Muidumbe, capital de Cabo Delgado, pero debido a la violencia se vio obligada a "rehacer su vida en otros lugares, ya sea en campos de reasentamiento o en pueblos acogidos por parientes y amigos".
Uno de los atentados más devastadores ocurrió contra la misión católica de Nangololo (Muidumbe) en octubre de 2017. La misión fue quemada hasta las cenizas, dejando inhabitables las casas de cristianos, la parroquia, la casa cural y demás edificios.