Al recibir este lunes en audiencia en el Vaticano a las religiosas de la Congregación Notre Dame Canonesas de San Agustín, que realizan en Roma su capítulo general, el Papa Francisco las alentó a ayudar y educar a los jóvenes con la fuerza del Evangelio.
"Ante los desafíos y los peligros que amenazan a los jóvenes, auspicio que vuestro esfuerzo y entusiasmo, forjados en la fuerza del Evangelio, les permita recuperar el gusto por la vida y el deseo de construir una sociedad digna", dijo el Papa a las religiosas fundadas por San Pierre Fourrier y la Beata Alix Le Clerc
"Queridas hermanas, cuento con ustedes, tengo confianza en ustedes, la Iglesia confía en ustedes. Con sus palabras, sus acciones y su testimonio, ustedes envían un fuerte mensaje al mundo que rechaza las categorías vulnerables".
El Santo Padre también alentó a las religiosas a "beber, con la oración y la adoración, de la fuente del bien y de la verdad, y encuentren en la comunión con Cristo muerto y resucitado, la fuerza para poner una mirada positiva, una mirada de amor, una mirada de esperanza, una mirada compasiva, una mirada de ternura sobre el mundo, prestando especial atención a los sectores desfavorecidos de la sociedad".
De ese modo, "su misión de educadoras dará frutos de calidad en el seno del pueblo para el bien de la sociedad. Gracias a su carisma, que busca descubrir el amor de Cristo a cada persona, ustedes contribuyen a abrir nuevos horizontes y a crear espacios de fraternidad".
De hecho, resaltó el Pontífice, "educar es siempre un acto de esperanza que invita a la coparticipación y a la transformación de la lógica estéril y paralizante de la indiferencia en otra lógica distinta, capaz de acoger nuestra pertenencia común".