Ante el peligro de muerte, especialmente en la situación de emergencia que vive el mundo a causa de la pandemia de COVID-19, y en la ausencia de un sacerdote, un fiel bautizado puede encomendar el alma de un moribundo a Dios con una antigua y tradicional plegaria.
La plegaria "Yo te encomiendo" está recogida en el antiguo Rito de Extremaunción, que como todo texto que cuenta con autorización eclesiástica no prescribe.
El texto ha sido recopilado en la Enciclopedia Católica de ACI Prensa.
Con la oración se encomienda el alma de la persona moribunda, pidiendo a Dios que sea recibida por "la espléndida asamblea de los Ángeles".
"El Senado de los Apóstoles, que ha juzgar al mundo, venga a ti; el triunfante ejército de los Mártires salga a tu encuentro; recíbate el coro de las Vírgenes con alegres cánticos y tengas feliz descanso en el seno de los Patriarcas", añade.
"San José Patrono de los moribundos, te anime con gran esperanza; la Santa Madre de Dios, María, vuelva benigna a ti sus ojos; Jesucristo se te muestre dulce y afable, y mande colocarte entre los que eternamente le asisten", continúa la plegaria.