Al culminar el tiempo de la Navidad, marcado por la Fiesta del Bautismo del Señor, algunos católicos se reúnen en familia para desarmar sus pesebres.
Así como el armado del pesebre suele realizarse en la Fiesta de la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre; hay un periodo en el que las familias lo desarman y guardan las figuras hasta la siguiente Navidad.
Según la Enciclopedia Católica, “el tiempo de quitar el pesebre también es variable” y suele ser en “la festividad del Bautizo de Jesucristo”, celebrada el domingo siguiente a la Epifanía, “o incluso tan tarde como el 2 de febrero, fiesta de la Purificación de María y fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el Templo”.
Lo más importante a la hora de desarmar el pesebre, indica la Enciclopedia, es recordar que es un acto que debe realizarse con respeto y devoción, en especial a las figuras principales que son el Niño Jesús, la Virgen María y San José.
Entonces, así como cada cabeza de familia suele adorar la imagen del Niño Jesús y se encarga de hacerla “adorar por todos los de casa antes de ponerla devotamente en el pesebre, mientras se canta el ‘Adeste fideles’ u otro cántico navideño”, es importante desarmar el nacimiento con la actitud apropiada.
“No debemos perder nunca de vista el hecho de que, mucho más que un motivo decorativo, [el pesebre] se trata de una expresión plástica de la fe en la Encarnación del Verbo, por la cual nos vino la salvación”, explicó.