La advocación mariana de Nuestra Señora de la Nube tuvo su origen un día como hoy hace más de 325 años en Quito (Ecuador), y actualmente es venerada por millones de católicos en todo el mundo.
Esta imagen representa a la Madre de Dios en el cielo, rodeada por nubes, llevando en su brazo izquierdo al Niño Jesús y en la mano derecha un cetro de azucenas. Si bien se desconoce quién fue el autor del lienzo original, la historia de la devoción sí está registrada y se remonta al siglo XVII.
Según indica el sitio web de la Asociación Santo Tomás de Aquino, que promueve la devoción a la Virgen de Fátima en el Perú, la tradición señala que a fines de 1696 el entonces Obispo de Quito, Mons. Sancho de Andrade y Figueroa, estaba "seriamente enfermo".
Por eso, "como solía acontecer en graves circunstancias", se pidió traer a la Catedral de Quito la venerada imagen de Nuestra Señora de Guápulo, que se hallaba custodiada a "un par de leguas (cerca de diez kilómetros) de la ciudad".
En la tarde del 30 de diciembre la imagen mariana fue sacada en "procesión de rogativa", una práctica que consiste en rezar para suplicar a Dios que aparte calamidades o conceda gracias especiales, y fue seguida por unas 500 personas.
El anda de Nuestra Señora de Guápulo llegó "al final del pretil de San Francisco", cerca "de las 4:45 de la tarde", cuando los fieles terminaban de rezar la segunda decena del Santo Rosario. Luego, como era tradición, "se hizo la señal con la campanilla para que todos se arrodillasen para entonar el Gloria Patri" (Gloria al Padre o Gloria), y entonces ocurrió un prodigioso suceso.