La investigación llegó a la conclusión de que entre 4 mil y 6 mil estudiantes murieron por negligencias o como resultado de abusos en las diferentes escuelas residenciales canadienses, la última de las cuales, administrada por el gobierno federal, cerró en 1996.
La investigación de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación concluyó que el sistema canadiense de escuelas residenciales separó de sus familias a niños indígenas, inuit y métis, para alejarlos de sus culturas y forzar su asimilación.
El 31 de mayo, el presidente de la Conferencia Canadiense de Obispos Católicos (CCCB), Mons. Richard Gagnon, expresó, en nombre de los Obispos de Canadá, "nuestro más profundo pesar por la desgarradora pérdida de los niños de la antigua Kamloops Indian Residential School en la Tk'emlúps te Secwépemc First Nation".
Mons. Gagnon reconoció entonces que "esta tragedia impacta profundamente a las comunidades indígenas, con quienes muchas personas en esta tierra y en todo el mundo ahora se solidarizan".
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Además, los Obispos se comprometieron a ayudar a las familias y comunidades afectadas porque "a medida que vemos cada vez más claramente el dolor y el sufrimiento del pasado, los obispos de Canadá nos comprometemos a seguir caminando al lado de los pueblos indígenas en el presente, buscando una mayor curación y reconciliación para el futuro".
Por su parte, el Obispo de Kamloops, Mons. Joseph Nguyen, afirmó el 28 de mayo que se sentía "desconsolado y horrorizado" por la revelación: "No hay palabras de dolor que puedan describir adecuadamente este horrible descubrimiento".
El Arzobispo de Vancouver, Mons. Michael Miller, mostró el compromiso de la Iglesia en Canadá de ofrecer transparencia y colaboración en las tareas de identificación de los niños fallecidos y en proporcionarles un entierro apropiado.
Mons. Miller escribió una carta a los líderes de las Primeras Naciones y otros pueblos indígenas -hecha pública el 2 de junio- en la que ofreció una "profunda disculpa y sus sentidas condolencias a las familias y comunidades que se han visto devastadas".
Afirmó que "sin duda la Iglesia estuvo equivocada al implementar una política de gobierno colonialista que resultó en la devastación para los niños, sus familias y comunidades" y agregó que las disculpas "tienen que ir acompañadas por acciones concretas que permitan que se conozca toda la verdad".
De este modo, el Prelado puso a disposición de la investigación los archivos y registros respecto a las escuelas residenciales.