Este lunes, el Papa Francisco se dirigió a las personas que en sus vidas atraviesan dudas de fe para alentarlos a no tener miedo, porque esos momentos "no son faltas de fe", sino "vitaminas" que ayudan a robustecerla y así hacerla más consciente, libre y madura; sin embargo, los alertó sobre una de las tentaciones que el diablo mete "en el corazón para arrojarnos en la tristeza".
El Santo Padre dijo estas palabras al comentar el testimonio de Katerina Binibini, una joven filipina que participó este lunes 6 de diciembre en el encuentro con los jóvenes en Atenas (Grecia), y que compartió que, a pesar de ser una cristiana fiel, varias veces ha sentido su fe puesta a prueba.
En su testimonio, la joven agradeció a Dios por haberla dado la vida y rodearla de personas que comparten su misma fe; sin embargo, eso "no significa que no haya momentos de duda. Mi fe es constantemente puesta a prueba cada vez que veo a las personas sufrir a causa del dolor y las acciones malas de otros".
Katerina dijo que siente que su fe es puesta a prueba "cuando alguien me ha preguntado: 'Si hay un Dios, ¿por qué permite tanto mal y dolor en el mundo?'", y cuando ha conocido a personas buenas que son no creyentes, y que además "parecen no sufrir y no tener problemas".
"Muchas veces pienso si Dios es injusto. He crecido sabiendo que no llevaré conmigo cosas materiales al Paraíso, sin embargo, ¿por qué debo sufrir en la tierra para llegar al Paraíso?", le preguntó al Papa.
Sin embargo, Katerina reconoció que durante la pandemia del coronavirus su fe se reforzó. Aunque en su comunidad perdieron a una religiosa muy querida, "no he pensado en culpar a Dios por esto; de hecho, he podido meditar y hablar con Dios en un clima de paz. He visto que ha protegido a mi familia y todas las personas alrededor mío".