MADRID,
El Centro Español de Sindonología, con sede en Valencia y dedicado al estudio de la Sábana Santa de Turín, sostiene que la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson “basa acertadamente muchas de sus escenas en estudios realizados sobre la propia tela” aunque, “la crudeza de la crucifixión del cuerpo reflejado en la Sábana supera las más duras escenas del film”.
El vicepresidente del Centro de Sindonología, Jorge Manuel Rodríguez, indicó a la agencia AVAN que uno de los “momentos más fuertes de la película y que más se ajustan a la realidad es el de la flagelación, donde se emplean instrumentos de tortura muy similares a los utilizados en la época”, entre otros, unos látigos con cintas de cuero acabadas en bolas con púas que “arrancaban la piel y dejaban en carne viva a la persona”.
Según el especialista, los estudios llevados a cabo por médicos forenses sobre la Sábana Santa han determinado que “cerca del 50 por ciento de la piel del cuerpo que envolvió la tela estuvo herida, por lo que las lesiones que se muestran en la película son acordes con la realidad”.
Igualmente, “la escena final de la Resurrección del film se ajusta del todo a las últimas investigaciones sobre la Sábana Santa que constatan que la tela se deshinchó, como aparece en la película, y el cuerpo salió del lienzo sin deshacer el envoltorio”, añadió Rodríguez, quien ha pronunciado más de 600 ponencias y conferencias sobre la Sábana Santa en los últimos diez años.
Sin embargo, estudiosos de la Síndone de Turín afirman que “la realidad de los hechos supera en dureza las imágenes que muestra ‘La Pasión’ por más violentas que aparezcan”. Así, la corona que rodea la cabeza de Jesucristo en la película “le produce muchas menos incisiones que las que refleja la Sábana en la que se contabilizan hasta 60 heridas punzantes que rodean toda la cabeza y cuero cabelludo”, precisó Rodríguez.
Tras recordar que en la película Jesucristo es clavado en la Cruz con clavos que le traspasan las palmas de las manos, el vicepresidente del Centro de Sindonología declaró, sin embargo, que “las investigaciones sobre la Sábana Santa reflejan que los clavos fueron colocados al crucificado en el carpo, es decir, en los huesos de la muñeca, con lo que se provocaba un dolor muy superior”.