Tras el encuentro con Su Beatitud Crisóstomo II, el Papa Francisco se reunió con el Santo Sínodo, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa de Chipre, en el que hizo un llamado a seguir trabajando por la unidad de los cristianos, pues "nos une el Evangelio".
El Santo Sínodo está presidido por Crisóstomo II, Arzobispo de Nueva Justiniana y de toda Chipre. Asimismo, está organizado en 12 comisiones para preservar la doctrina, el orden canónico y litúrtigo de la Iglesia Ortodoxa de Chipre y de mantener la comunión con el Patriarcado ecuménico y otras iglesias ortodoxas y de gestionar las relaciones ecuménicas e interreligiosas.
En su discurso, el Papa Francisco recordó el origen común de ortodoxos y católicos está en San Pablo que "atravesó Chipre y posteriormente llegó a Roma. Por tanto, descendemos del mismo ardor apostólico y nos une un único camino: el del Evangelio"."Me agrada ver que seguimos caminando en la misma dirección, en busca de una fraternidad cada vez mayor y de la unidad plena. En este retazo de la Tierra Santa que difunde la gracia de los Santos Lugares en el Mediterráneo, viene con naturalidad el recuerdo de tantas páginas y figuras bíblicas. Entre todas, quisiera referirme de nuevo a san Bernabé, destacando algunos aspectos que pueden orientarnos en el camino", afirmó el Papa Francisco.
Primero destacó que Bernabé "significa al mismo tiempo "hijo del consuelo" e "hijo de la exhortación'", características "indispensables para el anuncio del Evangelio". En ese sentido, el Papa aseguró que el consuelo verdadero "no puede ser intimista, sino que debe traducirse en exhortación, orientar la libertad hacia el bien. Al mismo tiempo, cada exhortación en la fe no puede más que fundarse en la presencia consoladora de Dios y estar acompañada por la caridad fraterna".
Y animó a seguir el ejemplo de Berbabé "hijo del consuelo", para proclamar el Evangelio a los hombres, invitándonos a comprender que el anuncio no puede basarse en exhortaciones generales o la observación de preceptos y normas, sino que debe realizarse a través del encuentro personal "prestar atención a la preguntas de la gente, a sus necesidades existenciales".
"Para ser hijos del consuelo, antes de decir cualquier cosa, es necesario escuchar, dejarse interrogar, descubrir al otro, compartir: porque el Evangelio se transmite por la comunión", afirmó y destacó que ésto es lo que desea vivir "redescubriendo la dimensión sinodal, constitutiva del ser de la Iglesia".