Las religiosas de la Congregación de las Siervas de la Divina Providencia, "que desean la santidad y buscan servir a Jesús en aquellas personas que sufren", en especial a las personas con discapacidad, anunciaron que pronto celebrarán sus cien años de fundación.
Se trata de "una comunidad de mujeres consagradas a Dios con los votos de pobreza, castidad y obediencia" que fue fundada el 10 de agosto de 1922 por el Siervo de Dios P. Pascual Uva, y que tiene como carisma y misión el servicio "a los más pequeños", como son los enfermos y ancianos, en especial las personas con discapacidad.
En declaraciones a ACI Prensa, las religiosas relataron que en el invierno de 1906, el sacerdote italiano P. Pascual Uva fue "sorprendido por una lluvia torrencial" y se refugió en una "librería de libros usados". Allí, compró dos libros que narraban la vida y obra de San José Benito Cottolengo, fundador del centro de acogida para personas con discapacidad mental y/o física "La Pequeña Casa de la Divina Providencia".
"¡Fue una lectura inolvidable! -relató el P. Uva relató-. Abrió mi mente y mi corazón hacia nuevos horizontes, encuadrando mi ministerio sacerdotal en la asistencia a los más necesitados", dijeron.
A partir de este acontecimiento, indicaron las religiosas, Dios "suscitó en el alma" del sacerdote "un amor de predilección a aquellos que el Señor llama en su Evangelio 'los más pequeños de mis hermanos'", e "iluminado por esta lectura y lleno de la gracia de Dios y ese impulso que el Espíritu sabe dar", inició su obra.
Así, en 1921 el P. Uva bendijo "la piedra fundamental de la Casa de la Divina Providencia, que estaría destinada a la asistencia de personas con discapacidad".