El Papa Francisco envió un mensaje por los 30 años del Fórum Internacional de Acción Católica, en el que pidió "trabajar por la fraternidad y la amistad social para reconstruir el mundo herido", y exhortó a no ceder a la tentación de encerrarse y esperar escondidos tiempos mejores, sino ser una Iglesia en salida y recordar "de dónde venimos, cuál es nuestro origen, conocer el corazón de la madre que un día nos dio a luz".
En la carta, el Papa Francisco destacó la figura del Cardenal Eduardo Pironio, quien aseguró que era "un soñador profundo que dio el inicio y el aliento a la creación de este foro" y que fue "un hombre de raíces profundas, de memoria anclada en el dinamismo de la historia como un Kairos, tiempo fuerte de salvación, tiempo de trabajo, prueba, purificación y esperanza. Amó la Acción Católica y creyó en su vocación laical misionera".
En ese sentido, el Papa destacó que el trabajo realizado por Acción Católica "abrió nuevas perspectivas en el campo de la responsabilidad del laico en la Evangelización. Muchos evangelizados y formados por la Acción Católica pusieron verdad, profundidad y Evangelio en ámbitos civiles, muchas veces vedados a la fe. Los santos y beatos laicos de la Acción Católica son una riqueza para la Iglesia. Esos que fueron 'los santos de la puerta de al lado' de tantas comunidades".
Aunque habló de épocas de "luces y sombras, momentos de profunda desorientación" en la historia de Acción Católica y de la Iglesia, el Papa animó a no caer en la tentación de encerrarse y esperar escondidos tiempos mejores, sino a recordar "de dónde venimos, cuál es nuestro origen, conocer el corazón de la madre que un día nos dio a luz".
"La gran tentación en los momentos de crisis o dificultad es encerrarse para cuidar lo poco que se tiene, esperando, escondidos y acariciando recuerdos, la llegada de tiempos mejores. La parábola de los talentos es un fiel reflejo de lo que sucede cuando esta tentación se instala y se transforma en un modo de ser, de estar en el mundo viviendo la realidad de una irrealidad", señaló.
El Papa dijo que "para no sucumbir a la tentación, para no olvidarnos de quienes somos y hacia dónde vamos: se nos hace imprescindible recordar una y otra vez -como lo hacía el pueblo de Dios en el desierto con la promesa que el mismo Yahveh le había hecho- de dónde venimos, cuál es nuestro origen, conocer el corazón de la madre que un día nos dio a luz".