El Papa Francisco aprobó la canonización del beato Tito Brandsma, sacerdote carmelita que fue asesinado en el campo de concentración de Dauchau (Alemania) por oponerse al régimen nazi. El milagro atribuido a su intercesión fue la curación de un sacerdote carmelita en Palm Beach (Estados Unidos) al que se le había diagnosticado un melanoma metastásico de los ganglios linfáticos, por el que era altamente probable que falleciera.
El beato Tito Brandsma nació en Países Bajos en 1881, entró en la orden de los Frailes carmelitas y se ordenó sacerdote en 1905.
Inició varias publicaciones, incluida la traducción de las obras de Santa Teresa de Ávila al holandés. En 1923 fue nombrado profesor de filosofía e historia del misticismo en la Universidad Católica de Nijmegen (Holanda), de la que se convirtió en Rector Magnífico. En 1935 fue nombrado asistente eclesiástico de la asociación de periodistas católicos.
Ante el peligro del nacionalsocialismo, en 1942, en nombre del episcopado nacional, visitó las redacciones de los periódicos católicos en los Países Bajos, animándolos a resistir la presión nazi.
Sin embargo, el 19 de enero de 1942, al regresar al convento, fue arrestado y encarcelado en la prisión de Scheveningen. Pasó por varias cárceles hasta que finalmente fue trasladado al campo de concentración de Dachau (Alemania) donde realizó trabajos forzados, hasta que debido a las condiciones inhumanas tuvo que ser ingresado en el hospital del campo de concentración.
Fue asesinado con una inyección de ácido carbólico en el mismo campo de concentración el 26 de julio de 1942. Fue beatificado el 3 de noviembre de 1985.