REDACCION CENTRAL,
El brasileño Antonio Carlos Tavares de Mello fundó hace casi 30 años la Comunidad Católica del Niño Jesús, la cual cuenta con hogares, dos en Brasil y uno en Portugal, que cuidan a más de 100 niños y adultos discapacitados sobrevivientes del aborto.
"Nos preocupamos por los niños que han sobrevivido al aborto y los que han sido abandonados. Es una misión humanitaria católica para los niños, para proteger la vida humana. La mayoría de las personas que cuidamos han sobrevivido a un aborto", contó De Mello en una entrevista concedida al National Catholic Register en noviembre de 2021.
Y continuó: "La comunidad, por ejemplo, ha cuidado a un niño llamado Jean desde que era un bebé. Ahora tiene 9 años, pero durante el embarazo de su madre, ella tomó drogas para intentar abortarlo. Jean nació inesperadamente a la entrada de un hospital y casi sin cerebro, lo que se llama anencefalia, pero aún estaba vivo. Los médicos dijeron que solo le quedaban un par de meses de vida, pero ahora tiene 9 años y la comunidad lo ha cuidado toda su vida. Es hermoso porque tiene muy buenos modales, tiene sentimientos".
El aborto sigue siendo un delito en Brasil: una madre embarazada que mata a su hijo puede ser castigada con hasta tres años de prisión a menos que la vida de la mujer estuviera en peligro, el embarazo fuera el resultado de una violación o el feto fuera anencefálico.
Aun así, algunas madres brasileñas embarazadas intentan abortar a sus hijos, a menudo por razones económicas, a través de diversos medios como drogas letales, y muchos de los bebés sobreviven con discapacidades. Es allí donde interviene la Comunidad del Niño Jesús.
De Mello, uno de los cuatro hijos nacidos en 1960 de padres católicos devotos en Petrópolis, Brasil, tuvo una infancia sencilla y se ofreció como voluntario para el trabajo juvenil diocesano en su adolescencia. Sin embargo, siempre se sintió llamado a hacer algo más.