VATICANO,
El Papa Francisco abogó por una oración "valiente e insistente" para que sea efectiva, pues el Señor "está impaciente en derramar su alegría en nuestros corazones".
Durante el rezo del Ángelus este domingo 24 de octubre en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre señaló que "lamentablemente somos nosotros los que mantenemos las distancias, por timidez, flojera o incredulidad".
Sin embargo, recordó, "a Jesús, que todo puede, se le pide todo". Para explicarlo recurrió a la figura del ciego Bartimeo, cuya curación por parte de Jesús se narra en el Evangelio de San Marcos de este domingo.
El Papa explicó cómo Jesús, "saliendo de Jericó, devuelve la vista a Bartimeo, un ciego que mendiga a lo largo del camino. Es un encuentro importante, el ultimo antes de la entrada del Señor en Jerusalén para Pascua".
"Bartimeo había perdido la vista, pero no la voz. De hecho, cuando siente que Jesús va a pasar, comienza a gritar: 'Hijo de David, Jesús, ¡ten compasión de mí!'. Los discípulos y la multitud molestos por sus gritos trataron de hacerlo callar. Pero él gritaba mucho más: '¡Hijo de David, ten compasión de mí!'".
Ante la llamada de Bartimeo "Jesús escucha y se detiene de inmediato. Dios escucha siempre el grito del pobre, y no se molesta en absoluto por la voz de Bartimeo, es más, constata que está llena de fe, una fe que no teme en insistir, en llamar al corazón de Dios, a pesar de las incomprensiones y las reprimendas. Y aquí se encuentra la raíz del milagro. De hecho, Jesús le dice: 'Tu fe te ha salvado'".