En la sociedad actual cada vez es más frecuente sentirse agobiado por los problemas y, por ello, sentirse temeroso y desanimado, dijo Marge Fenelon, periodista católica y autora de varios libros sobre devoción mariana y vida familiar.
Sin embargo, señaló, quedarse con este sentimiento de inquietud por mucho tiempo podría hacer que la preocupación nos supere y nos deje entumecidos e impotentes, al punto de hacer que nuestra vida de oración decaiga. Aunque puede ser difícil, aseguró, es en estos momentos en que debemos rezar más y los salmos pueden ayudarnos en esta tarea.
En un artículo publicado en National Catholic Register, Fenelon recordó que San Francisco de Sales animó a los católicos a confiar en Dios, como respuesta al miedo y la preocupación humanas.
"No temas lo que pueda pasar mañana. El mismo Padre amoroso que te cuida hoy, te cuidará mañana y todos los días. Te protegerá del sufrimiento o te dará una fuerza inquebrantable para soportarlo. Estate en paz, entonces, y deja a un lado todos los pensamientos e imaginaciones que te ponen ansioso", dijo el santo.
Al igual que las palabras de los santos, que usualmente se basan en mensajes bíblicos, "los salmos son un tesoro espiritual y literario de poesía, alabanza a Dios, consejo, consuelo y, a veces, lamento", que en la antigüedad se "cantaban o coreaban", explicó. Hoy se siguen proclamando durante la Misa, y además, son de ayuda para los fieles que recurren a ellos en su oración.
"El salmista clama a Dios con sinceridad, y podemos vernos reflejados en sus expresiones muy humanas de petición y amor", dijo. Cuando la preocupación dificulta nuestra oración, "rezar a través de los salmos puede ayudarnos a salir de nosotros mismos y alcanzar a Dios". Cada vez que luchamos por hallar nuestras propias palabras, los salmos "tienen las palabras adecuadas", afirmó.