VATICANO,
El sacerdote diocesano Pedro Ortiz de Zárate y el jesuita Juan Antonio Solinas murieron a manos de indígenas Tobas y Mocovíes el 27 de octubre de 1683 en Valle del Zenta, Argentina, por odio a la fe.
El decreto que reconoce el martirio ha sido firmado este miércoles 13 de octubre por el Papa Francisco tras reunirse en el Vaticano con el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Marcello Semeraro.
La muerte de los sacerdotes Pedro Ortiz de Zárate y de Juan Antonio Solinas se produjo cuando evangelizaban a las poblaciones indígenas y asistían a los pobres del Valle del Zenta, junto con 18 laicos, entre ellos algunos indígenas.
Según se lee en la reseña biográfica distribuida por la Congregación para las Causas de los Santos, el crimen se produjo después de la celebración de la Misa en el fuerte San Rafael. Los misioneros fueron rodeados por unos 150 indígenas que se habían acercado a ellos fingiendo intenciones pacíficas.
Cuando los misioneros se vieron indefensos y rodeados, los agresores los atacaron con una violencia inusual con lanzas y hachas. A continuación, los torturaron, mutilaron y, finalmente, los decapitaron antes de someter los cuerpos a prácticas antropofágicas.
El sacerdote Pedro Ortiz de Zárate nació el 29 de junio de 1626 en San Salvador de Jujuy, Argentina, en el seno de una familia vasca. Con 18 años contrajo matrimonio con Petronila Ibarra Argañarás y Murguía, una mujer adinerada con la que tuvo dos hijos.