ROMA,
En un artículo titulado “El Archipiélago Gulag en Rumania: La historia que nadie ha contado antes”, el renombrado experto vaticano del diario L'Espresso, Sandro Magister, publicará el testimonio de un sacerdote católico oriental que pasó 16 años en una prisión comunista “en los límites de la imaginación”.
El testimonio fue anunciado en la presentación del libro “Fe y Martirio: Las iglesias católicas de Oriente en la Europa del siglo XX”, que se llevó a cabo en el Vaticano.
Según Magister, el testimonio sobre el encarcelamiento del sacerdote greco católico Tertulian Ioan Langa “es tanto espiritual como muy concreto. Se desarrolla entre el misterio y la iniquidad, dentro de los límites de la imaginación y el misterio de la gracia, con la ‘Divina Providencia’ que trabaja a través de las manos de insospechados carceleros”.
“En un momento en que la palabra ‘martirologio’ está muy abusada, siendo aplicada tanto a los ‘shahid’ islámicos que se vuelan a sí mismos para cometer masacres, éste es un testimonio que ayuda a recuperar la verdad. No se puede perder”, agregó Magister.
Un fragmento del testimonio dice: “Recuerdo el Jueves Santo de 1948. Durante dos semanas, cada día, me han pegado con una vara en las plantas de mis pies: sentía como un rayo que pasaba por mi espina y explotaba en mi cerebro. Pero ellos nunca me preguntaron nada. Ellos me preparaban, utilizando la vara, para el interrogatorio. Estaba amarrado de pies y manos y colgado de cabeza, y mis carceleros me pusieron en la boca una media que había sido usada en los zapatos y bocas de otros beneficiarios del socialismo humanista”.
“La media se convirtió en el silenciador del ruido para los que pasaban junto al lugar del interrogatorio. Pero era prácticamente imposible emitir algún mínimo ruido. Además, estaba congelado psicológicamente: no era capaz de llorar o de moverme. Mis torturadores interpretaron esta conducta como fanatismo de mi parte, y continuaron incrementando su furia y torturándome. Noche tras noche, día tras día. No me preguntaban nada, porque no estaban interesados en respuestas, sino en aniquilar a una persona, algo que estaba simplemente en camino”, añade el sacerdote.