El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla naval de Lepanto, una de las contiendas más decisivas para el devenir de Europa y de la cristiandad.
Ese día, las armadas de España, Venecia, los Estados Pontificios, Malta, Saboya y Génova, bajo la alianza conocida como la Liga Santa, derrotó a los buques del Imperio Otomano que amenazaba con conquistar Roma y extender el Islam por todo el Mediterráneo cristiano.
José Gálvez Krüger, director de la Enciclopedia Católica (EC), explicó que la armada cristiana estaba “al mando de Juan de Austria y al frente de armada turca estaba el almirante Alí Pasha”.
Esta última estaba formada por 208 galeras y 66 embarcaciones menores; la flota cristiana tenía un tamaño similar.
Los cruzados perdieron 17 barcos y 7.500 hombres; en el otro bando, 17 barcos turcos fueron hundidos y 177 capturados, con unas bajas entre 20.000 y 30.000 hombres, siendo además liberados de las galeras de 12.000 a 15.000 esclavos cristianos utilizados como remeros.
La victoria de los cristianos se “consideró desde ese día como un inmenso favor del Cielo, obtenido de manos de la Virgen Gloriosa y Bendita María Auxiliadora, merced al rezo universal del Rosario y a las súplicas del Papa San Pío V”, explica Gálvez.