Cada 6 de octubre, la Iglesia recuerda a San Bruno de Colonia, sacerdote fundador, en 1084, de los Cartujos, orden contemplativa que se ha mantenido, de manera notable, bajo el espíritu de la sencillez y la austeridad.
La Cartuja
Ya en el siglo XVII, el sabio y piadoso Cardenal Giovanni Bona describía a los monjes cartujos de esta manera: "[Son] el gran milagro del mundo: viven en el mundo como si estuviesen fuera de él; son ángeles en la tierra, como Juan Bautista en el desierto".
Y es que estos monjes han intentado ser siempre fieles al legado de San Bruno y hacer de sus monasterios un “adelanto” de las realidades espirituales que nos esperan si amamos a Dios; un signo de su presencia en el mundo.
Baste considerar el lema de la “Cartuja” (nombre con el que se designa coloquialmente a la Orden): “Stat Crux dum volvitur orbis”, que en latín quiere decir: “La Cruz se mantiene firme mientras el mundo da vueltas".