El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez (México), alertó sobre los graves peligros espirituales y físicos de participar en rituales de ayahuasca, un brebaje alucinógeno que se hace cada vez más popular en México, Estados Unidos y Europa.
En un artículo titulado "Ceremonias de ayahuasca", el Padre Hayen explicó que en estas las personas se reúnen en grupos, guiados por chamanes, y buscan "superar traumas del pasado, curar enfermedades, encontrarse consigo mismos, liberarse de odios, bloqueos y complejos, o querer entrar en las regiones más profundas del yo".
En estos rituales los participantes consumen una bebida indígena llamada ayahuasca o yagé, compuesto por una mezcla de dos hierbas alucinógenas que utilizan algunos pueblos amazónicos de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
El consumo de esta bebida produce en muchos vómitos y diarrea, "pero los hechiceros defienden estas alteraciones interpretándolas como un proceso de limpieza emocional", explica el sacerdote.
"Una chica con fuertes problemas emocionales proveniente de una familia completamente disfuncional cuenta que, para ella, la bebida fue una verdadera pesadilla. Si en el mundo real su vida ya tenía graves carencias afectivas, la ayahuasca la introdujo en un infierno lleno de horribles visiones y delirios", relató el P. Hayen.
Para otra persona el consumo de la ayahuasca le permitió "ver la naturaleza como jamás la imaginó, con un esplendor y belleza fuera de serie; incluso creyó ver la divinidad. Evidentemente se trata de una falsa experiencia de Dios, pues Él no se manifiesta a través de las drogas; es, más bien, un escape a un paraíso artificial que no existe en la realidad".