VATICANO,
Al recibir a los participantes de un curso interno organizado por la Penitenciería Apostólica que preside el Cardenal Francis Stafford, el Papa Juan Pablo II destacó la necesidad de renovar la práctica de la Confesión en su frecuencia y su fervor.
“El horizonte del llamado universal a la santidad que he propuesto como camino pastoral de la Iglesia al inicio del tercer milenio, tiene en el Sacramento de la reconciliación una base decisiva”, dijo el Pontífice; al señalar que “jamás seremos los suficientemente santos como para no necesitar de esta purificación sacramental”.
“La humilde confesión –agregó- hecha con amor, suscita una pureza cada vez más delicada en el servicio de Dios y en las motivaciones que lo sostienen”.
El Santo Padre destacó que la penitencia “es un sacramento de iluminación”. “La palabra de dios, la gracia sacramental, las exhortaciones llenas de Espíritu Santo del confesor, verdadero ‘guía espiritual’, la humilde reflexión del penitente iluminan la conciencia, le permiten comprender el mal cometido y lo disponen a comprometerse nuevamente en el bien.
“Quien se confiesa con frecuencia, y lo hace con el deseo de progresar, sabe que recibe en el sacramento, con el perdón de Dios y la gracia del Espíritu, una luz preciosa para su camino de perfección”, agregó el Papa.
Juan pablo II explicó luego que el Sacramento de la reconciliación “realiza un encuentro unificante con Cristo”. “Progresivamente, de Confesión en Confesión, el fiel experimenta una comunión cada vez más profunda con el Señor misericordioso, hasta la plena identificación con Él, que se tiene en aquella perfecta ‘vida en Cristo” en la que consiste la verdadera santidad”.