La Iglesia en Chile rechazó los actos de violencia y discriminación cometidos contra los inmigrantes en la ciudad de Iquique, en el norte del país.
El 25 de septiembre se realizó una marcha contra los 3.000 inmigrantes que se encuentran varados en la comuna de Colchane, en la frontera con Bolivia.
Personas que participaban en las marchas se acercaron hasta el campamento de inmigrantes y prendieron fuego a algunas de las carpas, ropa y enseres personales. Además hubo agresiones físicas en otros sectores.
Este hecho sucedió luego que familias de inmigrantes que llevan meses intentando regularizar su situación migratoria, fueran desalojados de la Plaza Brasil donde pernoctaban en carpas.
Al respecto, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh) expresó su "dolor y rechazo" por esta situación "Observar la agresión a personas en situación de vulnerabilidad, incluidos niños y adolescentes, junto a la destrucción de sus pocas pertenencias, mientras se gritaba 'vivas' a Chile, nos llena de vergüenza y de estupor. No es ese el Chile al que todos aspiramos".
"No puede haber indolencia o negligencia de parte del Estado, pues ello solo agrava el problema" y genera actitudes xenófobas y violentas que dañan la dignidad humana.