El P. Stephen McGraw tenía poco tiempo de sacerdote cuando vio cómo el vuelo 77 de American Airlines impactó en el Pentágono el 11 de septiembre de 2001. Sin dudar, salió de su auto y asistió espiritualmente a heridos y moribundos. Hoy comparte cómo se vivió ese día y ofrece algunas reflexiones sobre la providencia de Dios.
En una entrevista concedida al periodista Peter Jesserer Smith del National Catholic Register, el sacerdote recordó que ese día había celebrado Misa para los niños de una escuela y estaba llegando tarde a un funeral en el cementerio de Arlington, situación que se complicó porque se equivocó de salida en la carretera.
"Había mucho tráfico que imagino tenía que ver con el [atentado] del World Trade Center. Eran las 9:35 a.m. y estaba en el auto sentado frente al Pentágono viendo cómo un avión venía abajo, como un aterrizaje forzoso. Iba directo hacia el edificio y luego desapareció para impactar allí", relató el sacerdote.
El P. McGraw comenta que se dio cuenta de que era un ataque terrorista durante la primera media hora. "Y allí estaba yo, con mi estola morada y mi libro de oraciones para los heridos y moribundos y los santos óleos", dijo.
Al ser preguntado sobre qué pensaba en esos momentos, el sacerdote respondió que su "convicción fundamental fue, desde el primer momento del impacto, que la providencia de Dios me puso allí. Saber que fue un ataque terrorista ha profundizado esa reflexión".
"Los médicos llegaron muy rápido al lugar y luego básicamente me fueron llamando y naturalmente pude asistir espiritualmente a las personas, pasando de un herido a otro".