El Vaticano determinó en un decreto que "todos los menores de edad admitidos a cualquier título en la asociación privada de Heraldos del Evangelio o que residan en casas, colegios o internados de la misma asociación, o en las sociedades de vida apostólica Virgo Flos Carmeli y Regina virginum, al final del año lectivo deben volver con sus familias y ser confiados a sus respectivos padres".
Tras ser notificados, los Heraldos presentaron un recurso solicitando que la decisión se revierta, presentando lo que consideran son "irregularidades e ilegalidades" del decreto.
El decreto, con fecha 22 de junio de 2021, está firmado por el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el Cardenal brasileño João Braz de Aviz, y está dirigido al Cardenal Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo Emérito de Aparecida, nombrado comisario pontificio para los Heraldos del Evangelio en 2019.
Según el documento, la medida busca "permitir a los más jóvenes la indispensable relación con las familias y tiene el objetivo de prevenir cualquier situación que pueda favorecer posibles abusos de conciencia y plagio contra menores".
El decreto usa el término "plagio" en el sentido que esta palabra tiene en italiano pero no en portugués, es decir someter a una persona a un modo total de sujeción, según indica el Código Penal Italiano.
El Cardenal Aviz afirma que la decisión se tomó "a la luz de las informaciones recibidas por la Sede Apostólica, teniendo en cuenta las numerosas comunicaciones aquí enviadas por los padres de los niños y jóvenes insertos en la órbita de la Asociación Heraldos del Evangelio, en las que se lamenta que las familias de origen son, la mayoría de las veces, excluidas de la vida de sus hijos, y que el contacto con los padres no está suficientemente garantizado".