El Obispo de Rockville Centre (Estados Unidos), Mons. John Oliver Barres, señaló que el trabajo cristiano, ya sea en el lugar de labores o en el hogar, es una forma de glorificar a Dios y evangelizar al mundo siguiendo el ejemplo de San José Obrero.
En su carta pastoral por el Día del Trabajo en Estados Unidos, que se celebra el 6 de septiembre, el Prelado indicó que una espiritualidad católica del trabajo tiene un carácter misionero, y resaltó que "en cada lugar de trabajo en todo el mundo, la obra que es santificada glorifica a Dios y atrae a las personas por su esplendor y virtud".
"Predicamos a través de la calidad de nuestro trabajo, dando testimonio no solo de la importancia del trabajo bien hecho, sino también de la gran obra que Dios realizó al principio y que nos está llamando a ayudar a llevar a cabo", agregó.
Mons. Barres señaló que la Iglesia resalta el esplendor "de la verdad sobre el trabajo humano" que tiene como meta glorificar a Dios y alcanzar por el servicio a los demás la "santidad en la tierra y, en última instancia, la vida eterna".
"Cada ser humano creado a la imagen divina debe tener la oportunidad de desarrollar sus talentos latentes para el bien común de toda la familia humana", continuó. "Asimismo, cuando reconocemos que trabajar es parte de la dignidad humana, nos volvemos sensibles a todo tipo de injusticias que ocurren en el lugar de trabajo o en la sociedad y que frustran esta dignidad", agregó.
El Prelado resaltó que a menudo el trabajo requiere el morir a uno mismo, "cuando necesitamos levantarnos temprano para un largo viaje, tratar con jefes o colegas que ponen a prueba nuestra paciencia, o tenemos que soportar las dificultades de los despidos o el desempleo".