El Papa Francisco reconoció las virtudes heroicas de Enrica Beltrame Quattrocchi, la más pequeña de los cuatro hijos del matrimonio Beltrame Quattrochi, beatificados en 2001. Enrica se dedicó intensamente al cuidado de sus padres ancianos, a las obras de caridad y a la atención de parejas en crisis que acudían a ella en busca de ayuda.
Enrica Beltrame Quattrocchi nació en Roma (Italia) el 6 de abril de 1914. Es la última de los cuatro hijos que tuvieron Luigi Beltrame Quattrocchi y Maria Corsini, que fueron beatificados en 2001 por San Juan Pablo II.
Enrica quedó pronto sola en casa, ya que sus tres hermanos mayores abandonaron el hogar para entrar en la vida religiosa. El mayor, Felipe, se ordenó sacerdote y pasó a llamarse Don Tarcisio. Estefanía, la segunda hija, entró como religiosa benedictina y pasó a llamarse Sor Cecilia. Y César, el tercero, se hizo monje trapista y tomó el nombre de Don Paolino.
En la Misa de beatificación de Luigi Beltrame Quattrocchi y Maria Corsini, sus dos hijos sacerdotes, Tarcisio y Paolino, concelebraron junto al Papa San Juan Pablo II. Enrica asistió a la celebración junto con las más de 40 mil personas que participaron en ese gran momento. Sor Cecilia había fallecido ocho años antes.
Desde su juventud, Enrica estuvo enormemente comprometida en las actividades de voluntariado y en el asociacionismo católico. Desde pequeña formó parte de las Hijas de María, de las Hermanas Cristianas y de la Damas de San Vicente, llegó hasta las zonas más pobres de los barrios de Trastévere y Montagnola en Roma, para ayudar a los más necesitados.
A partir del año 1936, acompañó regularmente a los enfermos a los santuarios de Lourdes (Francia) y Loreto (Italia). Desde 1939 fue voluntaria De la Cruz Roja. Se diplomó como enfermera en 1940 y entró al servicio en los hospitales militares durante la II Guerra Mundial, prestando socorro a los perseguidos políticos, a los soldados y a los refugiados.